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Por Blanca de Lizaur, PhD, MA, BA, Especialista en contenidos.

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B. de Lizaur

© Alekss
Especializados Para gente de medios

LA OPERACIÓN DE NUESTRO CEREBRO Y LA EXPRESIÓN HUMANA. Implicaciones para la Literatura, los medios y la investigación

A la luz de múltiples estudios científicos, y gracias también a los obstáculos enfrentados en el desarrollo de la inteligencia artificial, hoy nos es posible comprender y describir con gran detalle cómo opera nuestro cerebro.
Tal y como postulan algunas corrientes ideológicas, fabricamos la imagen que tenemos de la realidad. Ahora bien, no se trata de un constructo irreal, dolosa y exclusivamente impuesto, sino de una imagen cohesionada y validada por nuestra experiencia, armada a partir de infinidad de pequeños esquemas, datos y percepciones que conforman las piezas de nuestro «rompecabezas» mental sobre el mundo en el que estamos inmersos –una imagen colmada de lagunas, sesgos e imperfecciones, sí; pero aún más de aciertos, pues de otra forma nuestra sobrevivencia se habría tornado imposible–.

Nuestro cerebro, además, opera modularmente, siguiendo una mecánica determinada, convirtiendo nuestras percepciones en símbolos, y éstos a su vez en comportamiento.
Esto explica por qué las lenguas humanas son como son, y por qué la literatura arma relatos de la forma como lo hace; así como por qué tanto el lenguaje como la literatura influyen realmente en nosotros, y nosotros en ellos, con todas las ventajas y peligros que esto entraña.

La inevitabilidad tanto del buen como del mal uso de la expresión humana y de su influencia en nosotros, explica por qué contamos con un módulo mental específico, innato, que tiene la misión de detectar engaños, trampas y falsedades, ya que éstos atentan contra la toma eficiente de decisiones en orden a la sobrevivencia.
Porque contamos con este módulo, quienes recurren al engaño terminan sin credibilidad, como tiende a ocurrir cíclicamente con medios de comunicación, instituciones sociales y autoridades civiles y culturales, e individuos, a lo largo de la historia.

De las fascinantes características de la operación cerebral que son relevantes para el estudio lingüístico y literario; y de las claras ventajas que nos ofrece el estudiar Humanidades y Neurociencias (des-ideologizadas) para poder sobrevivir, trataremos con más detalle en esta ponencia.

Especializados Para gente de medios Para:

ÁNGELES SIN ALAS: POLÍTICAS DEL CONTENIDO EN LA TELENOVELA MEXICANA, 1957-1997

Hace 17 años que presenté este artículo en un congreso que analizó cómo, el gobierno emanado de la Revolución Mexicana, remodeló la cultura de su pueblo para asegurar su permanencia en el poder.

Tan bien lo hicieron, que todavía hoy siguen al frente del país y manteniendo las apariencias democráticas, pese a la difícil situación que atraviesa México –comparable en los últimos años con la de una guerra civil–.

Cuando regresé a casa entonces (después de esta conferencia), una mujer con la cara distorsionada por una media, me siguió durante varios días, y me amenazó. Y por lo que me dijo (había averiguado entre otras cosas, que mis padres eran españoles), se hizo evidente que me habían investigado.

Hace 14 años que vivo en España –años en los que mi país se ha roto en pedazos–. Releyendo esta conferencia, me pregunto de dónde saqué entonces la valentía para presentarla, considerando las represalias que he tenido que enfrentar por ello.

La publico ahora en mi web, porque la evolución histórica de España enfrenta una disyuntiva fundamental, que este análisis histórico puede ayudar a dirimir:

La crisis económica obliga a la autoridad a reducir subsidios, patrocinios, mecenazgos, puestos y nombramientos oficiales, y otras ayudas que el Gobierno ofrecía a los agentes e industrias culturales. Ahora bien, éstos nacieron de una cierta necesidad política. Y si los retiras, es fuerza que retires también las contraprestaciones ideológicas a que te daban tácitamente derecho.

Si pagas puedes pedir cambios a la melodía que tocan los músicos, aunque esto los lleve a traicionar su función social o sus aspiraciones personales. Lo que no puedes es exigir que toquen solamente melodías que el pueblo rechaza –que no le gustan y por las que no va a pagar–, y que encima los músicos lo hagan a cambio de nada.

Y no es por falta de convicciones. En nuestra monetarizada sociedad moderna –en la que sólo el dinero puede ser utilizado para intercambiar bienes y pagar impuestos–, todo tiene un precio. Incluso el «sólo sobrevivir», sale muy caro. …Y tristemente, los músicos –como todos los demás agentes culturales, y como todo ciudadano vivo– necesitan comer.