Medios mejores que ganen más

Por Blanca de Lizaur, PhD, MA, BA, Especialista en contenidos.

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Literatura popular

© Minyun Zhou
Para todos Para: Revista

Los otros problemas de los «medios»…: LA LENTA AGONÍA DE UN PUESTO DE PERIÓDICOS

Cuando publicamos este artículo (1995), el internet tenía tan sólo 2 años de vida, y apenas comenzaba a darse a notar en algunas universidades de México (la UNAM fue la primera que contó con nodo propio). Pese a ello, las ventas de prensa y revistas ilustradas llevaban ya años cayendo.
Nuestros «puestos de periódicos» [o kioskos] están cada día más bonitos ─también el de María Elena, la expendedora a la que entrevistamos en este artículo, y cuyo hijo atiende todavía hoy a los clientes─. Pero no basta un «puesto» elegante para salvar a sus dueños de productos que resultan cada vez menos atractivos para los compradores.
Y no es éste el único problema: El público que acude a los kioskos se compone cada vez más de varones, y es cada día menos numeroso, porque ─como dice ella─ el general se ha alejado de estos puntos de venta… Esto lógicamente afecta a las ventas, ya que evidentemente un público particular, será siempre menor que el público mayoritario ─familiar, generalista─. Por eso cada tipo de producto tiene que tener su canal de distribución, y no todos pueden coincidir en el mismo espacio…

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CUANDO LLORAN LOS VALIENTES…

Durante las últimas décadas, los estudios literarios y de medios se han fusionado, y se han enriquecido con herramientas originalmente preparadas para otras disciplinas: la Antropología, la Sociología, la Psicología, las Ciencias Políticas, la Musicología, y muchas otras más…
De su colaboración, de hecho, nació una nueva disciplina ─la de los «Estudios Culturales»─, que se construye sobre una idea seminal: La de que todo producto y elemento de la cultura, responde a una cierta necesidad social, y refleja ─en cierta forma también─ nuestra realidad social.
Bajo este paraguas multidisciplinar, el análisis cuidadoso y experimentado de la ficción popular ─como las películas de Pedro Infante en México─, nos permite una comprensión privilegiada de nuestra realidad profunda ─nuestra «verdadera realidad», como diría Carlos Bousoño─.
Para muestra, basta un botón:
. La presente ponencia ilustra el punto, mejor que un grueso tomo de teoría…

© Ramon Grosso
Para gente de medios Para: Revista

Poco a poco, ¡UNO SE ACOSTUMBRA A (CASI) TODO!

Una obra en la que «no pasa nada», no resulta interesante. Una que nos genera una ansiedad brutal a fuerza de acumular sucesos destructivos, tampoco puede mantenerse en el gusto del público y perdurar en él. En los medios de comunicación, como en todo, saber sazonar los contenidos con el grado justo de cada cosa, es crucial, no sólo para que se vendan, sino también para que puedan cumplir con su función social sin resultar nocivos para la sociedad. De ello trata el presente artículo.

© Prudencio Alvarez
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LITERATURA MARGINADA, visión de una forma cultural

Este artículo constituyó nuestro primer proyecto sobre teoría literaria (o «poética»), de las obras de consumo popular. Y explica cómo éstas se caracterizan por el uso codificado y recurrente de esquemas narrativos ya conocidos por el público, mediante ejemplos tomados principalmente del mundo de las telenovelas.

Fue publicado mucho antes de que los «memes» de Hawkins (ideas imitadas, contagiosas) se convirtieran en bagaje habitual de los estudiosos de las comunicaciones, y no solamente se refería a ellos, sino a los muchos y variados elementos que la gente de Letras ha encontrado y analizado como bloques constructores de narrativa, en obras literarias de todas las culturas, a lo largo de muchos siglos.

© Satori13
Para todos Para: Revista

EL MISTERIO DEL ESPECTADOR PERDIDO tiene poco que ver con la Revolución Digital

Hoy en día se culpa a la Revolución Digital –a la popularización de internet, los computadores personales y los dispositivos portátiles– de la caída de ventas de los medios de comunicación tradicionales y electrónicos. Este artículo, publicado originalmente en 1994, desmiente este mito, ya que cuando el internet apenas tenía un año de nacido oficialmente, y gozaba de mucho menos alcance en México, los medios ya llevaban años (en algunos casos) o décadas (en otros) perdiendo a segmentos importantes de su público.

Tan es así, que ninguno de las obras de las que da cuenta el artículo, recuperó ventas en los años que han transcurrido desde entonces (para cifras caso por caso, leer la nota añadida después del artículo):

Al revés que los productos «profesionales» de los medios, los contenidos autogenerados por el público y transmitidos por internet –pensemos en lo que la gente sube a FaceBook, Twitter, YouTube, o se manda por correo electrónico…–, son en su abrumadora mayoría absolutamente «limpios» –esto es: no chocan ni remotamente con los valores, ideas y creencias mayoritarios de su sociedad–. Y –¡vaya si gustan!– …la gente los consume adictivamente.

La sociedad no puede enviar a los medios de comunicación un mensaje más claro y contundente –no puede presentar su caso con más fuerza–.
¿A qué esperan los medios para reaccionar…?

Para gente de medios Para: Revista

Un test sobre los «medios»…: ¡A QUE NO PUEDEN DEJAR DE CONTESTARLO!

No es raro que se hable de estética colectiva, pero pocos pueden explicar lo que es, en palabras que cualquiera de nosotros pueda entender. Este breve artículo lo logra, planteándonos un breve test que nadie reprueba, que nadie suspende, y que a todos nos hace reír. …Y que también nos hace pensar, porque si todos sabemos algo–aunque no nos demos cuenta de que lo sabemos–, es porque de alguna forma lo necesitamos para sobrevivir. Y si esto es así, entonces la literatura que se alimenta de esos elementos, y que los mantiene vigentes, constituye una institución social de primera necesidad, de primer orden, aunque por distintas razones nuestra sociedad prefiera despreciarla, o incluso proscribirla.

© Caraman
Para gente de medios Para: Revista

LO QUE LOS INTELECTUALES LEEN …a escondidas

Una revisión a lo que los intelectuales leen a escondidas, nos permite concluir que consumir solamente obras prestigiadas, «cultas», no es posible. No lo es porque las obras exaltadas en los últimos cien años, son generalmente sórdidas, deprimentes, amargas y desesperanzadoras… –nocivas, como veremos en artículos posteriores, incluso para nuestra salud–. Esto explica que la gente en general, e incluso los más «intelectuales», prefieran leer otro tipo de obras –las populares–, aunque hacerlo no les ofrezca a muchos el prestigio académico o intelectual que tanto valoran. Lástima que cuanto ha mermado la capacidad de gustarnos de las obras «cultas», esté siendo copiado por los difusores de obras populares, reduciendo también el placer que sus obras nos pueden ofrecer…