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Por Blanca de Lizaur, PhD, MA, BA, Especialista en contenidos.

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Anonimidad

© Caraman
Para gente de medios Para: Revista

LO QUE LOS INTELECTUALES LEEN …a escondidas

Una revisión a lo que los intelectuales leen a escondidas, nos permite concluir que consumir solamente obras prestigiadas, «cultas», no es posible. No lo es porque las obras exaltadas en los últimos cien años, son generalmente sórdidas, deprimentes, amargas y desesperanzadoras… –nocivas, como veremos en artículos posteriores, incluso para nuestra salud–. Esto explica que la gente en general, e incluso los más «intelectuales», prefieran leer otro tipo de obras –las populares–, aunque hacerlo no les ofrezca a muchos el prestigio académico o intelectual que tanto valoran. Lástima que cuanto ha mermado la capacidad de gustarnos de las obras «cultas», esté siendo copiado por los difusores de obras populares, reduciendo también el placer que sus obras nos pueden ofrecer…

Para todos Para: Revista

¿Sin remitente puede haber …“DISPAROS DE VERDAD”?

En 1995-6 comenzó a operar en México una nueva teledifusora. Se decía que se transmitía desde Miami, pero nadie sabía a ciencia cierta de dónde provenía la señal. La programación era interesante, y estaba compuesta principalmente por noticias y documentales. La publicidad prometía difundir sólo la verdad a una nación que tenía hambre de ella. Y pese a esto, sus noticieros (telediarios) ni siquiera mencionaron la multitudinaria megamanifestación nacional (con réplicas masivas simultáneas en las principales ciudades del país), que repudiaba los acuerdos firmados por la delegación mexicana en una conferencia mundial de población. Este tipo de incongruencias se da todos los días y en todos los medios –internet incluido–; y el lector experto las emplea para filtrar la información que le va llegando, y para descubrir (a pesar de las agendas políticas, ideológicas y económicas) la verdad –la verdadera imagen de la realidad–. En el tiempo transcurrido desde entonces, aquel canal de televisión quebró, cambió de manos, cambió de programación, pero nunca recuperó el público que ansiosamente lo había buscado inicialmente. El público es bastante más listo de lo que se cree.