¿Alguna vez se han preguntado, EN QUÉ CONSISTE EL MORBO?
Análisis del morbo como recurso narrativo de efecto boomerang, ya que incluso cuando llega a generarse una audiencia, tiende a matar al medio que recurre a él (versión actualizada).
Por Blanca de Lizaur, PhD, MA, BA, Especialista en contenidos.
Análisis del morbo como recurso narrativo de efecto boomerang, ya que incluso cuando llega a generarse una audiencia, tiende a matar al medio que recurre a él (versión actualizada).
Una obra en la que «no pasa nada», no resulta interesante. Una que nos genera una ansiedad brutal a fuerza de acumular sucesos destructivos, tampoco puede mantenerse en el gusto del público y perdurar en él. En los medios de comunicación, como en todo, saber sazonar los contenidos con el grado justo de cada cosa, es crucial, no sólo para que se vendan, sino también para que puedan cumplir con su función social sin resultar nocivos para la sociedad. De ello trata el presente artículo.
Un vídeo vertiginoso y alucinante -y absolutamente parcial en favor de las redes sociales-, en el que los autores hacen un repaso veloz de lo que la revolución digital ha traído a nuestras vidas. El vídeo concluye que la fuerza que impulsa todos estos cambios, es la gente, lo que produce una «Socialnomics» (TM), o revolución modelada por todos.
Ahora bien, como él mismo reconoce, la fuerza visible que modela a esta revolución digital, es el consumo.
Y esto significa que las agendas del contenido también influyen en internet…
De aquí que difícilmente podamos gritar que el poder ahora sí ha llegado a manos de «todos», como anuncia triunfante; ya que ciertamente también vale como ser humano el que no consume, y el que no está conectado, aunque esta nueva sociedad digital, por ahora, no los esté teniendo suficientemente en cuenta, o incluso los esté olvidando del todo.
En otras palabras: el pueblo no manda en internet (y en esta nueva sociedad construida sobre su base), ni más ni menos que en los demás medios.
Aún más: ¿Socialnomics (TM) no querrá decir, que los ideales y las ideologías que han resonado en las últimas décadas, se han visto reducidos finalmente a la sola mercantilización de cada aspecto de nuestras vidas…?
Sin tener esto claro, no podremos hacer de la revolución digital, algo bueno realmente para todos, los conectados y los no-conectados…
El vídeo nos ofrece material de actualidad para ejercitar nuestras habilidades lectoras, con el fin de llegar más allá que donde el autor quiso llevarnos. Y ésta es su verdadera virtud.
Esta página nace del descubrimiento –expresado por incontables estudios imparciales de consumo y científicos–…: De que la mayor parte de nosotros quiere y necesita divertirse sanamente y en nuestra justa medida, conforme a nuestras culturas pluriseculares, por razones de salud…
Hoy en día los medios de comunicación viven una situación desastrosa, y no sólo en España, sino en gran parte del mundo Occidental.
La semana pasada los telediarios/noticieros celebraron a bombo y platillo que en 2010 se transmitió «más cine español que nunca» (¡…!) en las salas ibéricas; pero esta semana pocos publicaron que los cines madrileños recibieron un 9% menos de espectadores que el año pasado… (Informe sobre la Situación Económica y Social de los Madrileños, ápud Qué, jueves 13 de octubre de 2011, página 4).
MacLuhan creía que «el medio era el mensaje», porque la vertiginosa evolución de la tecnología por la que trasmitimos los contenidos de los medios, nos deslumbra y atrae por sí misma –como la erupción de un volcán–. Ahora bien, la frenética carrera tecnológica está llegando a su fin; además de resultar extraordinariamente costosa, tanto para los medios como para la sociedad. Y los contenidos que las agendas del poder nos permiten transmitir, se encuentran cada vez más distantes de lo que sus sociedades consumirían natural y espontáneamente.
Las «cuerdas» se están quemando; y parecería que pocos en el mundo de los medios de comunicación –tradicionales, electrónicos o digitales–, estén dispuestos a jugarse la cabeza, gritando «¡agua a las cuerdas!». La mayoría tiene pánico de disentir, y de reconocer que algo anda radicalmente mal. Y que por eso están perdiendo credibilidad, influencia, audiencia y dinero.
Como ya dijimos en otra ocasión: Cada nación necesita medios; pero los medios –sin sus pueblos– no pueden vivir…