Medios mejores que ganen más

Por Blanca de Lizaur, PhD, MA, BA, Especialista en contenidos.

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Libertad de expresión

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ÁNGELES SIN ALAS: POLÍTICAS DEL CONTENIDO EN LA TELENOVELA MEXICANA, 1957-1997

Hace 17 años que presenté este artículo en un congreso que analizó cómo, el gobierno emanado de la Revolución Mexicana, remodeló la cultura de su pueblo para asegurar su permanencia en el poder.

Tan bien lo hicieron, que todavía hoy siguen al frente del país y manteniendo las apariencias democráticas, pese a la difícil situación que atraviesa México –comparable en los últimos años con la de una guerra civil–.

Cuando regresé a casa entonces (después de esta conferencia), una mujer con la cara distorsionada por una media, me siguió durante varios días, y me amenazó. Y por lo que me dijo (había averiguado entre otras cosas, que mis padres eran españoles), se hizo evidente que me habían investigado.

Hace 14 años que vivo en España –años en los que mi país se ha roto en pedazos–. Releyendo esta conferencia, me pregunto de dónde saqué entonces la valentía para presentarla, considerando las represalias que he tenido que enfrentar por ello.

La publico ahora en mi web, porque la evolución histórica de España enfrenta una disyuntiva fundamental, que este análisis histórico puede ayudar a dirimir:

La crisis económica obliga a la autoridad a reducir subsidios, patrocinios, mecenazgos, puestos y nombramientos oficiales, y otras ayudas que el Gobierno ofrecía a los agentes e industrias culturales. Ahora bien, éstos nacieron de una cierta necesidad política. Y si los retiras, es fuerza que retires también las contraprestaciones ideológicas a que te daban tácitamente derecho.

Si pagas puedes pedir cambios a la melodía que tocan los músicos, aunque esto los lleve a traicionar su función social o sus aspiraciones personales. Lo que no puedes es exigir que toquen solamente melodías que el pueblo rechaza –que no le gustan y por las que no va a pagar–, y que encima los músicos lo hagan a cambio de nada.

Y no es por falta de convicciones. En nuestra monetarizada sociedad moderna –en la que sólo el dinero puede ser utilizado para intercambiar bienes y pagar impuestos–, todo tiene un precio. Incluso el «sólo sobrevivir», sale muy caro. …Y tristemente, los músicos –como todos los demás agentes culturales, y como todo ciudadano vivo– necesitan comer.

Steven Pinker lo atribuye a la tabla rasa
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Steven Pinker vincula LA PÉRDIDA DE ATRACTIVO DE LAS ARTES PRESTIGIADAS, a la teoría de la tábula rasa.

Steven Pinker, neurolingüista de prestigio mundial, en su libro «Tábula rasa: La negación moderna de la naturaleza humana», sostiene que todos los humanos nacemos con una serie de características innatas, que son propias de nuestra especie.
En esta nueva charla, recuerda lo que dijo entonces de los nuevos descubrimientos de las ciencias, y de por qué éstos resultaron increíblemente perturbadores para muchos, pese a que se trate de hallazgos que pueden salvar a las artes, a los medios, y a las humanidades en general.

Limpia de códigos
Para gente de medios

¡SALVEMOS A LA GENTE DE MEDIOS! (artistas, creadores, productores, editores, difusores…)

Hoy en día los medios de comunicación viven una situación desastrosa, y no sólo en España, sino en gran parte del mundo Occidental.
La semana pasada los telediarios/noticieros celebraron a bombo y platillo que en 2010 se transmitió «más cine español que nunca» (¡…!) en las salas ibéricas; pero esta semana pocos publicaron que los cines madrileños recibieron un 9% menos de espectadores que el año pasado… (Informe sobre la Situación Económica y Social de los Madrileños, ápud Qué, jueves 13 de octubre de 2011, página 4).

MacLuhan creía que «el medio era el mensaje», porque la vertiginosa evolución de la tecnología por la que trasmitimos los contenidos de los medios, nos deslumbra y atrae por sí misma –como la erupción de un volcán–. Ahora bien, la frenética carrera tecnológica está llegando a su fin; además de resultar extraordinariamente costosa, tanto para los medios como para la sociedad. Y los contenidos que las agendas del poder nos permiten transmitir, se encuentran cada vez más distantes de lo que sus sociedades consumirían natural y espontáneamente.

Las «cuerdas» se están quemando; y parecería que pocos en el mundo de los medios de comunicación –tradicionales, electrónicos o digitales–, estén dispuestos a jugarse la cabeza, gritando «¡agua a las cuerdas!». La mayoría tiene pánico de disentir, y de reconocer que algo anda radicalmente mal. Y que por eso están perdiendo credibilidad, influencia, audiencia y dinero.

Como ya dijimos en otra ocasión: Cada nación necesita medios; pero los medios –sin sus pueblos– no pueden vivir…