Medios mejores que ganen más

Por Blanca de Lizaur, PhD, MA, BA, Especialista en contenidos.

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Libertad de recepción

© Minyun Zhou
Para todos Para: Revista

Los otros problemas de los «medios»…: LA LENTA AGONÍA DE UN PUESTO DE PERIÓDICOS

Cuando publicamos este artículo (1995), el internet tenía tan sólo 2 años de vida, y apenas comenzaba a darse a notar en algunas universidades de México (la UNAM fue la primera que contó con nodo propio). Pese a ello, las ventas de prensa y revistas ilustradas llevaban ya años cayendo.
Nuestros «puestos de periódicos» [o kioskos] están cada día más bonitos ─también el de María Elena, la expendedora a la que entrevistamos en este artículo, y cuyo hijo atiende todavía hoy a los clientes─. Pero no basta un «puesto» elegante para salvar a sus dueños de productos que resultan cada vez menos atractivos para los compradores.
Y no es éste el único problema: El público que acude a los kioskos se compone cada vez más de varones, y es cada día menos numeroso, porque ─como dice ella─ el general se ha alejado de estos puntos de venta… Esto lógicamente afecta a las ventas, ya que evidentemente un público particular, será siempre menor que el público mayoritario ─familiar, generalista─. Por eso cada tipo de producto tiene que tener su canal de distribución, y no todos pueden coincidir en el mismo espacio…

Limpia de códigos
Para gente de medios

¡SALVEMOS A LA GENTE DE MEDIOS! (artistas, creadores, productores, editores, difusores…)

Hoy en día los medios de comunicación viven una situación desastrosa, y no sólo en España, sino en gran parte del mundo Occidental.
La semana pasada los telediarios/noticieros celebraron a bombo y platillo que en 2010 se transmitió «más cine español que nunca» (¡…!) en las salas ibéricas; pero esta semana pocos publicaron que los cines madrileños recibieron un 9% menos de espectadores que el año pasado… (Informe sobre la Situación Económica y Social de los Madrileños, ápud Qué, jueves 13 de octubre de 2011, página 4).

MacLuhan creía que «el medio era el mensaje», porque la vertiginosa evolución de la tecnología por la que trasmitimos los contenidos de los medios, nos deslumbra y atrae por sí misma –como la erupción de un volcán–. Ahora bien, la frenética carrera tecnológica está llegando a su fin; además de resultar extraordinariamente costosa, tanto para los medios como para la sociedad. Y los contenidos que las agendas del poder nos permiten transmitir, se encuentran cada vez más distantes de lo que sus sociedades consumirían natural y espontáneamente.

Las «cuerdas» se están quemando; y parecería que pocos en el mundo de los medios de comunicación –tradicionales, electrónicos o digitales–, estén dispuestos a jugarse la cabeza, gritando «¡agua a las cuerdas!». La mayoría tiene pánico de disentir, y de reconocer que algo anda radicalmente mal. Y que por eso están perdiendo credibilidad, influencia, audiencia y dinero.

Como ya dijimos en otra ocasión: Cada nación necesita medios; pero los medios –sin sus pueblos– no pueden vivir…